Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano
A 199 años de la muerte
del creador de nuestra bandera debemos rendir a Manuel Belgrano, un homenaje
muchas veces reducido únicamente a la creación del símbolo patrio.
La realización de todas
sus obras, fueron únicamente respaldadas por propia cuenta renunciando a lo que
le correspondía; alimentó con su dinero al ejército que tuvo al mando, financió
la creación de varias escuelas y el premio recibido por su heroica labor en las
revoluciones, lo donó para creación de 3 escuelas, hecho que se concretó dos
siglos después.
Su vida personal no entra
en nuestra perspectiva para analizar, más bien, la vida que rindió a la
libertad nacional, que es lo que deberíamos contemplar.
Fue abogado y político
honesto, militar valiente, economista especializado, creador del símbolo
nacional, educador adelantado e ideólogo inspirador… pero por sobre todo, fue
de esos hombres que soñaba ver su patria en libertad.
Combatió no solo en la
batalla, sino sobre el concepto orgulloso de la oposición que reinaba por ese
entonces en Buenos Aires.
Belgrano ofreció el
último tramo de su vida, a una causa que creía justa, por ello a la comodidad
que su condición de abogado reconocido le aseguraba, aceptó el desafío, de
participar en un movimiento revolucionario hacia la construcción de nuestra
Nación. Sabía que no iba a ser fácil, pero eligió el sacrificio y la
incertidumbre. Nos legó su ejemplo, que se repite y se multiplica en cada
enseña patria enarbolada a lo largo y a lo ancho de nuestra querida Argentina.
Debemos aprender a
escuchar el mensaje que el prócer nos legara: La bandera es el símbolo, pero la
Patria la hacemos todos, con cada acto día a día, generación tras generación y
sin perder el valor de nuestras tradiciones ni nuestros orígenes.
Una Nación tiene
identidad cuando se construye fundada en principios y valores que le son
propios e intransferibles. Hacia allí debemos ir, independientemente de la
época y de los gobiernos de turno.
A pesar del tiempo
transcurrido y con los cambios profundos que se han producido en el mundo,
aquellos principios permanecen con toda su fuerza y vigencia. Se manifiestan en
nuestra vida democrática, en la activa participación del pueblo en el quehacer
nacional, resaltando las acciones positivas, señalando también los errores,
trabajando en la construcción colectiva de una sociedad más justa, más
equitativa, más solidaria partiendo de la base que se construye justicia social
en las escuelas.
Manuel Belgrano enarboló
por primera vez la bandera nacional en la ciudad de Rosario el 27 de febrero de
1812. Para glorificar la bandera como corresponde, el 8 de junio de 1938, el
Congreso sancionó una ley que fija como Día de la Bandera y lo declara feriado,
el 20 de Junio, aniversario de la muerte de su creador.
Por último y para
terminar Joaquín V. González describió su amor a ella que junto a la canción
“Aurora” se debía recitar en todas las escuelas al ingresar a clases:
“¡Bandera de la patria,
celeste y blanca, símbolo de una unión y de la fuerza con que nuestros padres
nos dieron independencia y libertad; guía de la victoria en la guerra, y del
trabajo y la cultura en la paz; vínculo sagrado e indisoluble entre las
generaciones pasadas, presentes y futuras; juremos defenderla hasta morir antes
que verla humillada!”
https://www.youtube.com/watch?v=hqJZ-mA5PRg (Bibliografía)
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