martes, 25 de agosto de 2020

Actividades de Continuidad Pedagógica del Gobierno

 Existen páginas del gobierno que te permiten acceder a material de diversas materias  años, tan sólo cliqueando sobre este enlace:


https://continuemosestudiando.abc.gob.ar/recursos/secundaria

Te invitamos a que te des una vuelta. Tu acceso no te consume datos.



Además de las actividades de tus classroom podés sumar nota o complementar lo ya entregado.

Del mismo modo Nación ofrece su sitio "Seguimos Educando" con más recursos.




Entrando en la parte superior izquierda tendrás más opciones.










viernes, 10 de julio de 2020

Lo mejor de la cuarentena: nuestra Escuela.


Por Viviana Fernández


     El 20 de marzo fue el cumpleaños de Susana, mi hermana, pero este año fue distinto ya que a partir de esa noche todo cambió. Sí, “todo”, ¿pero lo que es todo para mí será lo mismo para el resto de las personas? La respuesta la conoceremos en un tiempo, pero no se sabe en cuánto tiempo.

     Volviendo a mi hermana y su cumpleaños, la saludamos a las cero horas justo cuando comenzaba su cumple y nos fuimos a dormir, pero también fue cuando comenzó a cambiarnos “todo”, ya el despertar fue tan distinto.

     En los meses de enero, febrero y los primeros días de marzo festejamos varios cumpleaños en la familia, como solemos festejar entre nosotros, mucha gente, mucha comida, risas y fotos, pero el cumpleaños de Susana fue diferente, no lo pudimos festejar. Aunque después de unos días aprendimos que hay otras formas de festejar a la distancia, distanciados socialmente pero no afectivamente.

     También fuimos aprendiendo que se pueden hacer casi las mismas cosas, solo que no sabíamos que se podía. Entonces, ¿qué nos cambió a partir del 20 de marzo? Uff, no sé por dónde empezar, pero como diría mi madre, “comienza por el principio, mujer”, y allí voy:

     En primer lugar, ampliamos nuestro vocabulario, nos encontramos hablando de pandemias, cuarentena, distanciamiento, coronavirus, aislamiento y qué sé yo cuántas otras cosas. Eso nos hizo buscar, leer, revolver en libros, fotos viejas e internet sobre otras pandemias como la fiebre amarilla en Buenos Aires, la peste bubónica en Europa, la H1 N1 de la gripe A. ¿Pero esos momentos y esos lugares qué tienen en común con nosotros con nuestro ahora?, no mucho.

      Cada momento es una realidad diferente, al igual que si nos comparamos con lo que pasó en Italia, España, Brasil, Chile o Estados Unidos, no podemos comparar peras con manzanas, me enseñaron en la escuela primaria.

     Ese es un lugar que conozco bien: La escuela. Trabajo en ella desde hace muchos años y he visto diferentes situaciones, pero esta pandemia sí que nos sorprendió a los que formamos parte de las escuelas. Nos sorprendió, nos enseñó y nos transformó como nunca antes lo había hecho la escuela.

     Trabajar en una escuela es una tarea que sorprende a diario, porque los jóvenes a diario nos asombran con sus nuevos lenguajes, nuevas redes sociales, nuevas formas de relacionarse y de pensar, y todo el tiempo los adultos estamos aprendiendo de ellos (aunque la lógica de la escuela, si uno la piensa, sería al revés). Pero no, es así, se aprende y se enseña al mismo tiempo. Yo creo que esa es la magia de la escuela, y que de no ser así yo no trabajaría en una escuela aburrida, simple, cotidiana por demás, sin ese no sé qué, que hace que después de 34 años tenga ganas de seguir yendo a trabajar y que además me sienta entusiasmada cuando voy.

     El colmo de las sorpresas nos lo dieron el coronavirus y la cuarentena, si bien veíamos en los noticieros lo que pasaba allá lejos, del otro lado del océano y pensábamos “que no llegue aquí”, llegó. Y flor de sorpresa cuando nos informan que la escuela debe reconvertirse y que cada casa de los docentes y los alumnos tenía que pasar a ser un pedacito de esa escuela.

     Ese fin de semana quedará en mi memoria como el más alocado, todos preguntando ¿y ahora qué hacemos? ¿Cómo hacemos? ¿Con quién trabajamos? ¿Vamos a poder? Y así llamaban padres, alumnos, docentes y yo, que se suponía que tenía que dar respuestas, no sabía qué responder, no tenía idea. La palabra reinventar la escuche mil veces y así que fue que me tuve que reinventar yo primero como Directora de la escuela, para que luego cada uno y toda la escuela se reinventara.

     Pero no tenía mucho tiempo, me tenía que reinventar ya, porque el lunes la escuela tenía que abrir sus puertas de manera figurativa, teníamos que recibir a los jóvenes y seguir aprendiendo de ellos y enseñando al mismo tiempo. Comencé a bucear dentro mío, y a hacerme preguntas y esperar que las respuestas aparecieran, pero mientras tanto había que actuar. La escuela que conduzco es una institución pública con alumnos del conurbano bonaerense, donde la vida de los pibes es difícil ya sin cuarentena, entonces había que enseñarles, pero también hacerles la vida más fácil, más agradable, porque a sus dificultades y a las nuestras se nos sumó la cuarentena.

     En esos momentos es cuando uno agradece haber formado un equipo de trabajo, pero un equipo de verdad que trabaja de verdad, porque no se podría haber hecho nada sin un montón de personas que se sumaron a este proceso de reinventar la escuela. En este caso, teníamos que reinventar la escuela Secundaria Nª 10 de Wilde. Lo primero fue pensar cómo organizamos para seguir con la escuela abierta, y así aparecieron las primeras aulas virtuales, cada profesor se abrió un aula y el preceptor le pasaba los códigos a los jóvenes para que ingresen y desde allí hicieran sus tareas. Como idea proyecto era genial, pero… la realidad supera siempre a las buenas ideas: y así comenzaron los ”yo no tengo wifi”, “Dire, en mi casa hay una sola computadora y somos tres hermanos para hacer tareas”, “Profe, no sé cómo descargar el aula virtual” y también los adultos comentaban: Yo no nunca use aula virtual ¿cómo es? ¿Qué tareas tengo que hacer? ¿Cuántas horas tengo que trabajar? Y mi celular estallaba de preguntas con pocas respuestas.

    De a poco y con ese equipo que se había formado, nos organizamos: Vos por favor subí los códigos de las aulas al Instagram de la escuela, vos ocupate de que todos los alumnos estén enterados de cómo funcionan las aulas, ahora vos armate la lista de los pibes para pasarle a los preceptores, y vos comunicate con la profesora tal para decirle que así se usa el aula virtual. Y así paso la primera semana.

     Había que trabajar el “quédate en casa”, entonces se armó un video con fotos de todos los docentes y familias, algunos con sus mascotas también, con carteles de quedate en casa, y explicando el sentido de esa frase. En educación física, armamos pequeños videos con algún ejercicio que hacían los profes y se los pasábamos al aula o al WhatsApp de los padres para que siguieran trabajando, también pensamos en juegos para que se queden en sus casas y no se aburran. Claro, íbamos por la segunda semana y teníamos toda la energía del comienzo igual que los pibes y que las familias.

     El tiempo de la cuarentena se estiraba cada vez más, y del mismo modo se estiraba nuestra incertidumbre, nuestras angustias y las de los pibes. Entonces apareció el “profe, no puedo pagar más wifi”, “no me alcanza porque mi mama no puede ir a trabajar”, “no sabe si nos van a repartir algo de comida, en casa no tengo más leche”, “no puedo hacer más los trabajos porque no tengo hojas y no hay librerías”, “profe necesito hablar con vos en mi casa hay muchas peleas y yo la paso mal”, “Dire, no tengo ganas de hacer la tarea, mejor repito de año, porque no entiendo nada y además estoy muy angustiado con tantas malas noticias”.

     Aquí aparece la escuela, aquella que no se reinventó, porque siempre sale a resolver cuestiones que no son pedagógicas, pero que hacen que los pibes no puedan aprender. Cada año nos hacemos cargo como escuela de estas situaciones, con pandemia o sin ella. Si tienen hambre hacemos una colecta y juntamos comida y se la acercamos, no tienen útiles, juntamos de nuestras casas y les llevamos. Están angustiados, bueno, tranquilo, vamos a charlar, hoy te llamo y vemos cómo te podemos ayudar, hay malos tratos en tu casa, tranquilo, contanos que nosotros podemos hacer que alguien interceda y las cosas se tranquilicen. Esto no sucede ahora nada más, solo que algunas cuestiones se agravaron. Las vulnerabilidades existían antes del coronavirus, pero estaban ocultas para algunos, hoy salieron a la luz, pero las escuelas públicas sabemos de estas situaciones porque las vivimos a diario, pero no salen en los noticieros ni en los diarios, y a nosotros no nos importa, siempre estamos ahí.

     De a poco fueron apareciendo algunos paliativos que ayudan, aunque no resuelven la situación de fondo: no tenés internet, bueno, el Estado te preparó unos cuadernillos para que sigas aprendiendo. No tenés comida, la escuela reparte cada 15 días lo que hubieras recibido si estuviera abierta. Considero que son unas excelentes medidas para el momento, pero ese cuadernillo no es la escuela toda, y esa comida no alcanza para compartir con los hermanitos o los padres: los pibes no viven solos, viven con sus familias y en esas casas todos deben tener acceso a un plato de comida. Como prontamente vuelven a ser invisibles algunas personas y algunas situaciones para muchos, qué pena me da que no usen lentes con aumento algunos para ver más cerca la realidad.
     Para esa época ya íbamos por mes y medio de encierro en las casas, y el distanciamiento social nunca debe convertirse en distanciamiento afectivo. Esas mismas palabras usé en un video que le transmití a los profesores y a todo el personal: “¿Bajar los brazos? Nunca, porque si caemos nosotros caen ellos, los pibes y esa no es la escuela que queremos para la vuelta, para la “nueva normalidad” (un término que nadie entiende todavía, pero parece que como queda lindo lo usamos todo el tiempo). Si no podemos enseñar ahora ya lo haremos más adelante, lo que no podemos es soltarles la mano a los pibes. Ellos esperan un día volver a abrazarnos y ahí tenemos que estar con nuestra mejor sonrisa. Vamos, no decaigan”.

     Pero un domingo a la tarde llega un mensaje: “Pronto, prendé la tele y mirá qué pasa en Villa Azul…”. No entendía, no podía ni quería entender. Tenemos muchísimos alumnos que viven allí, es más, algunos salieron en la tele con sus familias. ¿Y ahora? Cómo hacemos para no decaer. Se sumó angustia, desesperación, mas encierro, pero también problemas de salud, nos avisaban que algunos estaban con covid positivo, o que en sus familias tenían alguna persona internada.

     Esas semanas que se mantuvo cerrada Villa Azul, fueron muy fuertes, y a la vez muy feas, sentíamos miedo porque no se sabía bien lo que pasaba ni lo que iba a pasar, y todo el tiempo hablando con los chicos y sus familias para ver en qué se podía ayudar, qué podíamos hacer para hacerles más fácil esos días. Las necesidades llenaron listas de cada uno de nosotros: remedios, ropa de abrigo, comida, hojas para las tareas y para que los más chiquitos dibujen y no salgan, lápices, pañales de niños y de adultos, y así seguían llegando pedidos y pedidos, junto a ellos venían las gracias, muchas gracias, qué bueno que pudieron alcanzarnos esto o aquello. Las familias y la escuela esos días no tuvieron distanciamiento afectivo, por el contrario, todos nos sentíamos cerca, muy cerca.

     Llevamos ya 109 días de cuarentena, quién hubiera dicho que podríamos aguantar, ¿y en realidad quien dice por qué aguantamos? Solo porque si nos caemos nosotros se caen los pibes y con ellos sus familias. Si no les mandamos tareas, o no los llamamos o no repartimos los bolsones con alimentos, qué harían los chicos, a quién le contarían lo que están pasando, cómo harían para juntarse a matear virtualmente con su profe y algunos mas. Por momentos no se nos ocurren más actividades y ellos también quieren relajarse, y entonces jugamos un tuttifrutti por meet o zoom. O les pedimos que busquen fotos viejas y las suban y comenzamos a reírnos de todos, incluso de nosotros mismos, y así pasan los días, y bueno pero la semana que viene subo tareas, ¿ok?

     El problema está en aquellos que no podemos ver, porque no tienen conectividad o no quieren que los veamos ya que quizás tienen un ojo en compota, o no quieren contarnos que no comieron, también están los que no quieren que veamos dónde y cómo viven, porque sus casas no son dignas de mostrar, en realidad no son dignas de vivir allí. ¿Y entonces???? Agudizar nuestros sentidos y pensar, cómo hacemos para que le llegue la tarea, como le acercamos comida, cómo logramos acercarnos para verlos y para que nos vean y sepan que siempre, siempre van a poder confiar en nosotros.

     Escuchando las noticias, una periodista dijo que en estos días los chicos están desprotegidos, porque muchas veces son los docentes los que denuncian violencia intrafamiliar, abusos y malos tratos, y de esas historias tenemos muchas. A algunas les podemos poner nombres: Tenemos un Gonzalo que comenzó tratándonos mal porque no le salían las tareas y se enojó, pero después terminó siendo el motivador del grupo, y él estimula a sus compañeros a que entreguen los trabajos; tenemos un Lautaro que está en su casa con covid y nos pide que le avisemos a los profes que por unos días no va a hacer las tareas ya que se siente cansado; tenemos una Martina que está internada y con convulsiones y todos los días hablamos con la madre, y hasta fuimos a llevarle cosas a la clínica y también fuimos a ver a sus hermanos que estaban solitos; tenemos a tres hermanos que estuvieron con una vecina porque sus dos papas estuvieron internados con covid y no tenían a nadie que los cuidara.

     También tenemos un niño que sufrió violencia familiar y tuvimos que denunciar y acompañarlo a él y a su mama para que sean fuerte en esta situación; otro niño que se fue de su casa por una pelea con sus padres; tenemos un Santiago que tuvo covid y estuvo internado pero lejos en Capital y fue un preceptor a llevarle algunas cosas que necesitaba pero Santiago hacia tareas de matemática y se las mandaba a la profe para que se las corrija; tenemos un joven que tiene depresión y se autolesionó y allí estuvimos acompañándolos a él y a su familia; también tenemos una familia a la que se le prendió fuego una habitación y le llevamos ropa, un colchón, alimentos y hasta un placard. Tenemos otros jóvenes que tienen problemas con consumo de sustancias, en algún caso hicimos la denuncia y en otros aconsejamos, asesoramos y acompañamos a las familias.

Además, tenemos jóvenes con proyectos de inclusión, es decir que compartimos matricula con escuelas especiales, allí tenemos que articular entre los profesores del curso y la maestra de inclusión con el equipo de orientación y preparar material, adecuarles contenidos, que los profesores hagan ese trabajo diferenciado y por supuesto monitorear que se cumplan estas actividades, ya que es un derecho de estos jóvenes recibir educación aun en pandemia y con cuarentena. Existen los alumnos del último año, los de sexto, nosotros tenemos seis grupos de sexto que están sumamente angustiados por no poder hacer su viaje de egresados y porque no pudieron estrenar sus camperas o buzos. Uno piensa que de toda la secundaria el mejor año es el último, pero este año será una excepción. Entonces hay que hacer videollamadas, y ver de qué forma les levantamos el ánimo y cómo los preparamos para el año que viene, en que van a estar fuera de la escuela.
     Tenemos alumnas madres, no una sino varias, ante quienes tenemos que tener una actitud diferente, sostener la maternidad adolescente en cuarentena no es nada fácil.  Tenemos madres y padres enfermos, algunos de gravedad, entonces programar para ellos una entrega de alimentos en diferente día porque no pueden hacer cola como los demás, escucharlos y contener a sus hijos que son nuestros alumnos. También tenemos jóvenes que perdieron a sus padres en estos tiempos o a sus abuelos, con todo lo que ello implica, y cómo impacta en la psicología de ellos después. Lamentablemente, también tenemos casos de abusos, en donde hay que trabajar en equipo con otras instituciones por fuera de la escuela, pero siempre protegiendo a los y las menores.

     Como estamos hablando de una escuela también tenemos docentes que no cobran, o que cobran mal sus sueldos y hay que reclamar y acompañar, otros que tienen problemas de salud, algunos que con el encierro comenzaron a tenerlos, y hay que estar cerca. Otros que, usando sus herramientas personales, se les rompieron y se quedaron sin cámaras, o sin auriculares o sin computadoras, y entonces hay que volver a repensar como se hace.

    En medio de todo esto, hay que tomar mesas de exámenes, tomamos en mayo y ahora en agosto otra vez. También hay que responder a las directivas de nuestros superiores, encontrarnos en reuniones por zoom u otra plataforma con inspectoras y profesores, revisar las clases, repartir alimentos, tener reuniones con profesores y con familias, de equipo directivo, conversar con las bibliotecarias para que organicen los contenidos de las mesas de exámenes o para que suban resúmenes o pdf de libros para que los chicos puedan estudiar.

     Qué difícil resulta armar una escuela en tantas casas, pero que a la vez tenga la calidez de la escuela a la que todos queremos regresar pronto.

  En el medio de esta situación que a veces pareciera un sueño, seguimos trabajando, pero en realidad más que antes, los docentes parecemos invisibles porque desde que comenzó la cuarentena hay trabajadores esenciales y entre ellos, por supuesto, están los médicos y todo el personal de salud, también el personal de limpieza, los que trabajan en seguridad, la justicia, negocios permitidos, bomberos, políticos, periodistas, etc., ¿y quien considera esencial a los docentes? ¿Si hasta somos criticados por algunas familias cuando dicen “pero al final yo le tengo que explicar la tarea a mi hijo, así cualquiera trabaja” o incluso aquellas familias que aun pudiendo dejan de pagar la escuela privada, porque total si no están yendo qué gasto tienen?

     Estamos acostumbrados a que nuestro trabajo sea invisible, pensar nada más que estamos creando todas las actividades desde nuestras casas, abonando nuestra internet y nuestros celulares, y para hacerlas de manera virtual tuvimos que aprender de un viernes para un lunes, leer el doble, buscar material, chequearlo, adaptarlo, subirlo, corregirlo y pensar si es poco o mucho, porque hay también hay quejas: si mandas mucha tarea hay quejas, si mandas poca también hay quejas. Porque no quedó claro desde el principio que somos trabajadores esenciales. Para poder circular en cuarentena la aplicación solo la podemos tener los que vamos a repartir alimentos: Personal destinado a comedores escolares o comunitarios. Pero no hay un ítem pedagógico como esencial.

     Los docentes sabemos de luchas, de poco reconocimiento de la sociedad, nos acostumbramos a que nos ninguneen, porque tenemos, según la gente tres meses de vacaciones, cuando recién después de veinte años de trabajo nos corresponden 40 días, nunca tuvimos tres meses. Porque trabajamos cuatro horas, otra mentira, ninguno trabaja cuatro horas: todo lo que hacemos en la clase lo preparamos en nuestras casas, corregimos en nuestras casas, y la mayoría tiene que trabajar en más de un turno, por ello nos pasamos los fines de semana trabajando en casa. Igual todo esto parce una queja, pero no lo es: ya que seguimos haciéndolo a pesar de todo lo que conté y solo pasa eso porque amamos nuestra profesión, y cuando un niño o joven nos sonríe y nos dice “gracias” ya no nos acordamos de todo lo negativo, y así somos desmemoriados por momentos, porque elegimos quedarnos con esa sonrisa y ese gracias enorme que nos llena el alma día a día.

      Hay que imaginar solamente por lo que pasaron Isauro Arancibia, Carlos Fuentealba o Sandra y Rubén, todos docentes que dejaron todo, hasta sus vidas, por la lucha docente. Es tan fuerte pensar en ellos y en sus modelos de vida, que ningún docente piensa en lo negativo de nuestra labor, por el contrario, tenemos esa utopía de que vamos a cambiar al mundo y allí vamos, nos levantamos cada mañana con ese sueño y no vamos a bajar los brazos hasta conseguirlo. Nuestra lucha es por los pibes y sus familias, aunque a veces no se vea, también es por nuestro salario porque somos trabajadores y de eso vivimos (nosotros y nuestras familias), pero fundamentalmente queremos un mundo más justo, más libre, más solidario, con menos pobres y con una educación que resalte las potencialidades de cada uno.

Si nos ponemos a pensar, todos tenemos en nuestro recuerdo a uno o dos docentes, esos que dejaron una huella en nuestras almas, y recordamos su cara, su sonrisa y hasta un reto cariñoso. Cada uno de nosotros pasa más de quince años en instituciones educativas, y podemos sumar la universidad o carrera terciaria, y en todos esos años aprendimos con tantos docentes y tan diferentes unos de otros, pero todos nos dejaron algo, aun aquel que nos caía bien, igual algo nos dejó. Se aprende mucho en la escuela, pero más se aprende con algunos docentes que aman esta profesión tan maravillosa, que dejan sus vidas por este trabajo: en una lucha como la de Fuentealba, asesinado por la espalda en una represión de policías neuquinos en abril de 2007, o preparando un desayuno como Sandra y Rubén en una escuela de Moreno en agosto del 2018, o también como tantos otros perseguidos torturados y muertos por la dictadura de 1976. Allí Isauro Arancibia, maestro rural tucumano, fue asesinado, pero sus ideas nunca nos dejaron, para conocerlas nada más que ver el documental “Maestros del viento” o leer “La oruga sobre el pizarrón”. En esos lugares vamos a ver a todos los docentes, a los de antes y a los de ahora, docentes rurales, urbanos, en auto, en bicicleta o a caballo, y ahora le sumamos docentes en cuarentena, que no es poca cosa y que pasaremos a la historia de tantas luchas docentes.

     Y todavía algunos se preguntan para qué sirve la educación, y yo les respondo que sirve para pensar cómo hacemos para formar personas libres, justas, buenos ciudadanos, solidarios, responsables, guardianes del medio ambiente, futuros científicos que con sus investigaciones puedan salvar a miles de personas, economistas con una visión humanitaria, defensores de los DDHH, defensores de los derechos de todos y todas, personas no violentas, con capacidad de responder sin agredir, con la suficiente autonomía para pensar aun después de ver o leer ciertos materiales. En fin: personas de bien, siempre con una mirada en el otro y dispuestos a dar una mano a quien lo necesite.

*Mi nombre es Viviana B. Fernandez, tengo 57 años, soy docente desde hace 34 años, siempre trabaje en Avellaneda. Fui maestra de primaria, luego profesora de Historia, mas tarde vicedirectora y desde hace cuatro años Directora de escuela Secundaria. Hace 4 años escribí un libro, "Cicatrices que desaparecen", que expuse en la Feria del Libro. Es un ensayo donde relato mi vida de alumna y de profesora desde una mirada política.












lunes, 16 de marzo de 2020

Corona Virus y Plan de Continuidad Pedagógica

La Pandemia por Corona Virus 2020 nos ha afectado a todos.



La Pandemia por Covid-19

El mapa mundial del CORONA VIRUS




El nuevo sistema para registrar los casos de coronavirus en China ha disparado tanto el número de contagios como el de fallecimientos y supera casi las 2.800 personas muertas y más de 80.000 contagiados. A la vez que aumenta este número también lo hace el de personas que se están recuperando de la enfermedad, que suma casi 30.000.

Italia supera a Chica en número de muertos por Corona Virus y España, el cuarto país con más muertes.

Evitemos entre todos evitar una catástrofe en nuestro país.

Nuestros Proyectos sobre el tema

Debido a la cantidad de información que va circulando a través de los diversos medios de comunicación, existe falsa información. Debemos trabajar en la prevención para que no nos ocurra lo que están sufriendo los italianos.

Los alumnos de 4°3° Nat. estuvieron trabajando en la prevención y dando algunos consejos presentando un spot que realizaron desde la materia de inglés de la Prof. Silvina Constanzo.  

https://www.youtube.com/watch?v=4gPYik_Q9WY (cliqueá) 

Nuestra campaña  

"ME QUEDO EN CASA PORQUE TE QUIERO"





https://www.youtube.com/watch?v=8jTrVQXozQo
 (cliqueá)




QUEDATE EN CASA

Trabajo de Magdalena Gómez de 3°1° en Educación Artística de la Prof. Laura Rodríguez Simón

Plan de Continuidad Pedagógica


Debido a la situación actual la EES N°10 ha elaborado un Plan de Continuidad Pedagógica que permite seguir en contacto con los alumnos a través del Google Classroom que es una aplicación gratuita que puede administrarse desde manera muy sencilla desde el celular, tablet o computadora.



Los profesores al crear una clase generan un código que es el que precisan los alumnos para ingresar a cada una de sus clases.

A continuación les comunicamos los códigos de los profes que fueron creando sus clases virtuales.














Tutoriales de como subir la tarea siendo alumnos

-Desde la computadora: https://www.youtube.com/watch?v=ZkuF2UxsoFI  (cliqueá)

-Desde el celular: https://www.youtube.com/watch?v=Z6Zuk4jm9F0 (cliqueá)


TRABAJOS EN EL DRIVE

 -5°7° EYA Introducción a la Química


-5°5° Soc. Introducción a la Química


  
-    3°3° Música y Ed. Artística 1°4° de la  Prof. Pazos.


6°3° Nat y 4°4° EYA  - Educación Física


-  4°7° EYA - Biología de la Prof. Avino, Roxana


  -  6°1° EYA, 6°2° Soc. y 6°3° Nat. Literatura del Prof. Di Fillippis
MATERIAL DEL GOBIERNO
Operativo Continuemos Estudiando




Todos los días iremos actualizando la información


BLOG DE LA BIBLIOTECA DE LA 10







domingo, 1 de diciembre de 2019

Muestra anual en la EES N°10 de Wilde

Muestra Anual- Educación Sexual Integral y Medio Ambiente




El 28 de noviembre se ha realizado en nuestra escuela la muestra anual con mucha convocatoria y con muy buenas críticas de parte de dos inspectoras que nos han venido a ver.



Nos han visitado la Cultural Inglesa ofreciendo una beca al alumno que saliera sorteado.


Con la presencia de la EEP N°38
La EEP N°50 también nos visitó
Nuestros Alumnos y sus trabajos




Nuestro condón invitando a utilizarse más.
Contaminación del Planeta: Trabajemos en la prevención






Power Point y video sobre el cuidado del mar a cargo de la Prof. Adelina Bonica



 Literatura ha tenido su proyecto también. Los alumnos de la Prof. Belén Gesarolli nos han contado un cuento.



Muestra estática







Proyectos del Turno Vespertino



Estereotipos de belleza




El respeto por la diversidad sexual presente en la muestra



Las TIC actuando en la difusión de los peligros de internet:

¿Qué es el GROOMING? 

Trabajo de los alumnos de 4to 4ta T.T.













Sorteo de la tapadita y el concurso literario






Muestra Dinámica de Educación Física

Alumnos y profesores compartiendo un partido





Muestra de Robótica